28 ene 2013

EXTRAÑO SIN SU SOMBRA


A Eugenio Montejo

Carmen Cristina Wolf
Caracas, 7 de junio de 2008


Corríjame si no, poeta, amigo
se debe usted sentir extraño sin su sombra
abiertos los portones de los huesos.
Habrá mucho por ver
sin la cárcel de piel y sin anteojos
Gran Sabana, Aponguao, praderas siderales
árboles centenarios, pensativos.

Y se enterará usted de los que han muerto
sin saberlo, porque no habrá de preguntarse:
“Qué será de la vida de aquel hombre
que vendía quesos en la esquina. No he visto más
su silueta cansada ni escucho su pregón.

Habrá salido a recibirle
su hermano el rey Ricardo, sus ancestros
y los poetas, Ludovico, Adriano
Elízabeth y Hanni, ¿cuántos más?
Gerbasi, Octavio Paz, Elena Vera …

Ya podrá usted viajar a cualquier parte
sin cargar el paraguas.
El duende, se paseará por calles y ciudades
visitará Lisboa sin maletas
y Madrid, y Los Andes sin temer mal de páramo.

Aun así es invitado
a pasar por mi casa alguna vez
y sentarse a escuchar
al tordo en su ramaje que acostumbra.
No encontrará mi casa con una silla ausente
porque estarán sus libros
ajados ya de tanto andar conmigo.
Es momento de abrir “Muerte y Memoria”
y detenerse donde dice
“seré un cadáver fácil de llevar
a través de los bosques y los mares …
seré un cadáver inocente, …
cavilador, absorto en lo sagrado,”

Podrá venir tranquilo alguna vez
por el trinar de los turpiales
y el cristofué, que no falta a la cita en el balcón.
Están muy cerca el parque y la montaña
Usted me dirá cosas
con su voz matizada de viajes y de sueños
desde “Algunas palabras”
en “Trópico absoluto”
y seguiré soñando con Manoa
escucharé el murmullo de los árboles
aunque hablen poco y de eso usted sabía.

El duende se paseará por calles y ciudades
Lisboa, Madrid y Roma, Los Andes y Estambul
mientras su amiga emborrona cuartillas
sin lograr el milagro del poema
que la persigue siempre desde siempre.

Sepa usted que le debo
los instantes mejores de la noche
desde sus versos dichos de memoria.

Aprendo a desprenderme suavemente
de las lianas del mundo
para no pesar tanto
cuando sea el tiempo del no tiempo.

Me espera la Poesía
me espera Dios
¿o lo llevo conmigo?
Nos veremos poeta, no sé cuando.

Corríjame si no.

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